Crónica, fotos y vídeo-resúmenes del sexto día de campamento (lunes 27 de junio) que nos envía Isidro:

« Marcha nocturna y cielo de estrellas »

« Amaneció con nervios el lunes 27 de junio. Era uno de los días más esperados y más temidos: teníamos la marcha nocturna, casi 7km de subida hasta el Roble Grande de la Solana, donde pasaríamos la noche con las estrellas como manto.

» Por la mañana, como cada día, atletismo. Hoy tocaba practicar los relevos. Silvia y Carlos se habían preparado unos divertidos ejercicios con los que aprender eso de la "prezona", la zona, el paso del testigo... y todos lo practicamos por equipos. No podían faltar después los juegos de agua, ya que, como dicen por aquí, "la calor "ajina" mucho". Luego: comida; siesta activa (que eso ni es siesta ni es ná); hoy había llamada de padres (un minuto por niño); y finalmente, taller de preparación de mochilas para rutas.

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» Algunos querían llevarse hasta la cama... pero nos enseñaron cómo preparar una mochilita para marcha nocturna y de una sola noche, y lo que nunca debe faltar en ella: saco, cantimplora, calcetines de repuesto, gorra para la primera parte del camino y para la vuelta, linterna o frontal, algo de abrigo para la noche... Una vez que Silvia nos dio a todos el repelente de mosquitos (la verdad es que no se le escapa una), comenzamos la caminata. Luis, como jefe de expedición, iba abriendo camino seguido de Silvia con los más pequeños, los cuales marcaban el ritmo; Carlos, por la mitad de grupo, con los mayores y medianos; Aitor e Irene, cerrando grupo; y yo, haciendo la goma de atrás hacia adelante y de delante hacia atrás y, mientras, tirando fotos. Manu venía con el 4x4 de apoyo, con los sacos y la intendencia.

» Los peques nos marcaron un ritmo tal que aquello parecía una carrera. De vez en cuando realizábamos una paradita a la sombra para reagruparnos o para beber, y otra vez para arriba. Os aseguro que el camino no era fácil: habíamos supuesto que, quizá en el último tramo, alguno tendría que subirse al Land Rover y seguiríamos con los más fuertes... pero nos equivocamos. "Todos eran fuertes", nadie se rajó y las 3 horas que habíamos previsto de caminata se quedaron en 2 horas 5 minutos (a 17:46 el km, de media), incluidas las 4 o 5 paradas para beber o admirar el paisaje: la mayor extensión de robles de toda Europa; las huellas de jabalí que nos enseñaba Manu (recientes y frescas); los esqueletos secos de ciervo volante (escarabajo gigante que abunda en el robledal) que nos mostraba Luis, quien además nos iba explicando las especies de flora (tomillo, hinojo, orégano; orquídea blanca; cereza silvestre, la autóctona de la zona, sin injertar; etcétera) con que nos íbamos topando.

» Por lo tanto, el ritmo fue espectacular (3-4 km/h). Decían los monitores de La Aldea Juglar que nunca habían subido con ningún grupo tan rápido, nunca en menos de 3 horas... Aun así, cuando faltaban los últimos 200 metros y después de que el último km (el de más pendiente) lo hiciéramos en 8:45 minutos, se desencadenó un sprint que finalizó con David Cámara en primera posición; Enzo García, segundo; y Jara Cervera, ¡que tiene 7 años!, tercera. El que esto suscribe sólo pudo ser cuarto y Luis, nuestro guía y jefe del campamento, quinto en el mismo tiempo.

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» El lugar elegido para pernoctar fue El Roble Grande de la Solana, hito emblemático de la zona y tristemente famoso en los últimos meses, ya que fue presa de la estupidez humana capaz de destruir por cualquier nimio motivo, por una absurda venganza o porque sí, en unos minutos, lo que la naturaleza llevaba embelleciendo durante 300 años para disfrute de quien por allí pasara. 

» Montamos el campamento para dormir al raso y cenamos, tras lo cual asisitimos a uno de los talleres más bonitos que, en mi opinión, se pueden llevar a cabo en un campamento en la naturaleza: un taller de astronomía, en silencio, en la oscuridad total, con la ayuda de un experto en observar el cielo, en localizar las estrellas y en contar sus historias mitológicas; y en el que, gracias a un telescopio, tuvimos a nuestro alcance Mercurio y Saturno. Disfrutamos, en fin, de eso que en Madrid, por culpa de la contaminación acústica y de la contaminación lumínica, echamos tanto de menos: el silencio y la oscuridad absolutos, gracias a los cuales pudimos contemplar las estrellas.

» Poco a poco, los más pequeños se van quedando dormidos y todos juntos, en nuestros sacos, sobre unas "rafias" o "lonas", pasaremos la noche en la Venta de la Estrella. Mañana nos despertaremos cuando no aguantemos más el sol; desayunaremos aquí mismo (nuestras cocineras dormirán aquí también) y emprenderemos el regreso al Campamento, otros 7 km, aunque serán ya de bajada. Mañana nos espera la piratada... pero eso es otra historia. »

Isidro Rodríguez

Álbumes de fotos del 6º día:

1ª parte: Relevos y baño

2ª parte: Marcha nocturna y vivac

(Otras fotos; hay algunas nuevas con respecto al álbum anterior)

Vídeo-resúmenes del 6º día en nuestro canal de YouTube:

1ª parte: Relevos y baño

2ª parte: Marcha nocturna y vivac

(Otro vídeo)