En este artículo:
1. Una crónica del sábado 27 de junio
2. El relato de la marcha nocturna
3. Lunes 29: la Granja Escuela
Textos enviados ayer 29 de junio por Isidro
1. Una crónica del sábado 27 de junio
Estamos ya en el día sexto y parece que vinimos ayer… No queremos que esto se acabe, pero por otra parte tenemos ganas de que llegue el domingo para ver si nuestros padres (yo soy de los antiguos, que cuando dice padres quiere decir padres y madres), que son los más valientes del mundo, se atreven a pasar por las cosas que nosotros hemos pasado —incluida la aventura de cenar una noche judías verdes—. ¡Anda que no nos vamos a reír con el Sky-tándem, o los gladiadores! Por no hablar de los puentes tibetanos… etcétera. Hoy hemos tenido las mini olimpiadas, donde hemos puesto en práctica lo aprendido en el campamento (carreras, lanzamientos). Después, una Gymkana muy chula con los Sky-tándems y los karts… y por la tarde vamos a hacer la marcha nocturna y dormiremos al raso, bajo las estrellas, para reemprender la marcha de vuelta mañana a primera hora de la mañana, para encontrarnos con nuestros… padres. Pero ésa es otra historia.
2. El relato de la marcha nocturna
El sábado, y debido a la drástica subida de las temperaturas, decidimos retrasar la hora de salida, prevista en principio a las 16:30 (por miedo a perder unidades desintegradas por el calor) hasta las 19:00, después de la jornada de baño y tirolina y la correspondiente merienda. El objetivo era subir a la Garganta del Obispo, al lugar llamado Poza de las Camellas.
Después de recorrer casi 2 kilómetros desde el campamento, por campos de cerezas y atravesando el pueblo de Barrado, nos adentramos en el Robledal, donde Manu nos iba descubriendo la fauna y flora del lugar: y así pudimos descubrir la hormiga cromatogaster, vimos los murgaños o arañas patas largas, supimos de la existencia de la jineta, del lagarto ocelado, de los alimoches, de los milanos, de alguna lechuza nocturna. También vimos los helechos que acompañan a los robledales y supimos que no son buenos para hacer la base de la cama porque en ellos suele haber garrapatas. Tras casi 5 km, llegamos a la poza donde teníamos pensado pasar la noche; pero decidimos cambiar de sitio ya que era un terreno demasiado accidentado, por lo que Silvia y Carlos se bajaron unos 400 metros a un campo de cerezas para preparar el asentamiento, después de entregar un diploma a nuestro amigo y Director de Campamento Manu, que nos dejaba esa misma noche.
Cenamos y, cuando empezaba a oscurecer, decidimos iniciar la bajada, con nuestra linternas (yo abría la marcha y Cintia la cerraba). A mitad de camino nos encontramos con Carlos y Silvia, que ya habían preparado el asentamiento. Dormimos en el campo de cerezas, bajo las estrellas, y al día siguiente, después del rico desayuno que nos llevó Xabi en el 4×4, emprendimos el regreso (en el 4×4 se bajaron las más pequeñitas y alguna que estaba chunguilla) con el fin de poder hacer una marcha más rápida. Llegamos al campamento sobre las 10:30 y, después de una ducha (que falta nos hacía), nos preparamos para recibir a los padres, que iban a pasar la jornada familiar con nosotros y realizar (si se atrevían) las mismas actividades que nosotros durante estos días… pero ésa es otra historia (que ya os contaremos).
3. Lunes 29: la Granja Escuela
Hoy es la última jornada… estamos tristes :´-( pero lo hemos pasado genial. Hoy hemos tenido un interesante taller de granja escuela impartido por nuestro amigo Xabi de forma magistral (qué grande es Xabi, vale para todo), quien nos ha enseñado a los burros (Lola y Lorenzo, Sr. Wilson, Sorpresa), las ovejas Por y Para, la cabra Trueno, los patos Lucas y sus amigos, el gallo inglés Paco y el gallo del corral Quirico… ¡y pudimos montar a Sorpresa! Comimos espaguetis… y esta noche ¡¡¡FIESTA!!!