Dos valientes se fueron hasta Bostón para correr esta histórica carrera.
Arturo Mancebo 2:36:57 y José Luis Palancar 3:10:11.

Aquí dejamos la interesante crónica de José Luis.
Así se vive el “espiritu de America”en la Maratón de Boston.
Desde la llegada a Boston (MA-EEUU) se respira el ambiente de la Maratón, anuncios y carteles de ánimo por todas partes, en las calles, en los comercios, bares… Toda la ciudad se prepara para su gran día. Y corriendo por las calles atletas de todas las condiciones casi a cualquier hora, algunos en su entrenamiento cotidiano y otros ultimando la maratón. Coincidiendo con el “día del patriota” que se celebra sólo en dos de los estados de la unión, lleva organizándose desde hace 119 años en Boston la más antigua de las maratones. Para ellos su maratón es muestra de patriotismo, indisolubles. Y es por lo que he podido comprobar la maratón más “americana”.
El día se presentó lluvioso, frío y algo ventoso. Ya curtido en el frío de Nueva York, iba bien abrigado para la espera antes de dar el pistoletazo de salida. Dejamos ropa para cambiarnos en el ropero del parque comunal de Boston y nos llevaron a Hopkinton en autobuses escolares, una verdadera serpentina de autobuses amarillos para desplazar a los más de 30.000 corredores. En la salida había carpas dónde resguardarse y tomar algo: café, agua, plátanos…o lo que cada uno llevase. La espera de 2 horas no se hizo larga ya que media hora antes ya nos pedían que fuéramos andando a la línea de salida, a 1 Km de dónde nos habían dejado. Casi tod@s l@s atletas mantuvimos puesta la ropa de abrigo hasta los últimos minutos (la ropa que desechamos se dona para los sin techo).
Aunque la carrera empezó seca, a los pocos kilómetros empezó a llover y salvo algunos momentos no paró hasta el final. Los que salieron antes, l@s atletas en silla de ruedas, las mujeres de la élite, y l@s compañer@s de la primera oleada tuvieron esa suerte de que la lluvia les alcanzase más tarde. A las 10:25 horas dieron nuestra salida. Los primeros kilómetros que según el perfil parecían de descenso, eran en realidad un sube y baja rompepiernas aunque favorable, pasaron los kilómetros 10, 15, 20, cruzando distintas poblaciones siempre animadas (entre ellas Framingham, cuya población ha sido objeto de estudio del riesgo cardiovascular). Entre ellas el único acompañamiento eran el del resto de atletas y los arboles aun deshojados de los márgenes, parecía más otoño que primavera. A lo largo del recorrido en cada milla había un puesto de avituallamiento con agua y bebidas isotónicas, y cada 5 millas puestos de atención sanitaria. He de señalar un punto de particular animación, el Wellesly College, donde sus cientos de alumnas con carteles en las manos solicitaban que l@s atletas les dieran un beso. Lo que no he sabido es si es para darles suerte a ellas o para recibir la suerte, me quedará la duda, pero no vi mucha gente pararse aunque alguno sí. Lo cierto es que animaban de verdad. Pronto llegamos al río Charles y desde ahí la subida, como en dos escalones, el segundo de los cuales es la famosa “colina rompecorazones” y aunque es dura y larga,que anbque al ser algo esperado la afronte con fuerzas (“Boston strong”) y acordándome de los mensajes que los días previos muchos de vosotros me enviasteis. Desde el inicio de la colina ya todo el circuito estaba vallado y con tanta gente animando que hasta tanto ruido llegaba a ser molesto. En la cima iba cansado pero me “mato” la bajada inicial, se me cargaron las piernas y ya no pude tirar de ellas como quería, las llevaba de “madera”. Probablemente también por el frío, ya que vi atletas atendidos por los servicios sanitarios a los que les daban mantas térmicas y corrían con ellas.
En esos kilómetros finales adelantaba y me adelantaban (“las gallinas que entran por las que salen”) y así por toda los barrios hasta el centro de Boston y la meta en la calle Boylston, cerca de la cual hay dos farolas en los que la gente sigue dejando ofrendas en recuerdo del atentado del 2013.
Al final logré el objetivo marcado 3:10:11 (tiempo oficial), así que empapado, aterido de frío y cansado pero contento, me fui a recoger la ropa seca que había dejado en el ropero para abrigarme. Mejor tiempo hizo nuestro compañero Arturo Mancebo con 2:36:57, espectacular, teniendo en cuenta las condiciones de la carrera y es que, incluso el mejor: Lelisa Desisa de Etiopia, hizo 2:09:17, a casi 7 minutos del record de la prueba. Añadiré un pequeño
comentario, habréis visto en el texto el símbolo @ para referirme a los dos sexos y es que la participación femenina ha sido increíble en cantidad: 13.751 corredoras y de “qué nivel Maribel”. La organización perfecta, nada que objetar. Una maratón para vivirla y sobre todo siendo chica. Nuevamente nuestro club se hacen internacional.