Etapa 1 - Salirse de la zona de confort

Empieza mi peregrinaje desde Saint Jean Pied de Port.

Desde el 39 de la rue d'Espagne donde se recoge la credencial, se cruza el río Nive junto a la iglesia de la Asunción para salir de la villa por una puerta de la muralla. Se inicia directamente la subida por la GR65, Ruta de Napoleón. Y resulta difícil correr por la pendiente y porque desde el principio cae un chirimiri que se torna en lluvia o niebla húmeda a lo largo de la etapa así que no hay forma de dejar la capa de agua. Humedad de sudor por dentro y lluvia por fuera, resultado: empapado; pero no hace frío.

El ascenso es duro, apenas se puede correr, así que ahorramos fuerzas. Siguiendo la carretera se llega a Orisson y más adelante debería haber visto una imagen de la Virgen de Biakorri, pero por la niebla me la pasé. Desde la Cruz de Thibault (Km 12) se deja la carretera para seguir subiendo por caminos y senderos completamente embarrados. Me he cruzado rebaños de ovejas (una raza del Pirineo con cuernos) y caballos por el camino pero pocos peregrinos (ya los dejé atrás).

  

Luego cruzo la frontera un poco más allá de la fuente de Rolando y siguiendo algunos frondosos (más embarrados aún) llego al collado de Lepoeder a unos 1450 metros de altitud. Ahí acaba la cuesta tras superar un desnivel positivo de 1450 m. Ya por fin de bajada por una pendiente bastante potente y también embarrada se llega a Roncesvalles en apenas 5 km. Con una media de 9 min/km de verdadero trail de montaña, llego a las 11:30 mojado de pies a cabeza y con el albergue cerrado hasta las 14 h. Pero me he puesto ropa seca encima aun sin haberme podido duchar.

Ya he salido de la zona de confort.

Me ha dicho el cura que después de la misa de Bendición hay concierto de una Coral, tengo entretenimiento esta tarde.

Reflexión: Para aprender a superar las adversidades hay que salirse de la zona de confort y afrontarlas.

El truco del veterano: usar vaselina en los pies bien extendida evita rozaduras, si además usas algún gel de los que generan frío o calor (los hay) te ayudarán a mantener los pies más confortables.

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