Etapa 17 (Melide-Arzúa-O Pedrouzo-Monte do Gozo, 51.8 km) - A quien lo ha dado todo no se le puede pedir más

Se ha cerrado hoy el círculo: si en la primera etapa hubo lluvia y barro, hoy también ha sido día de lluvia y barro.

Lo que era un proyecto ya es realidad.

FOTO-1-Santiago desde el Monte do Gozo

Santiago desde el Monte do Gozo

Ya tenía pensado antes de venir que el último día lo haría así, desde el Monte do Gozo. Bien podría haber llegado a Santiago, son apenas 4,8 km en descenso, pero había preferido hacer la llegada a Santiago como si de la recta de meta de una maratón se tratase, buscando asimilar lo que supone haber acabado los casi 800 km desde St.-Jean-Pied-de-Port a Santiago de Compostela en 17 etapas (la mitad de las propuestas en el itinerario que se entrega a los peregrinos en Francia) y corriendo, al menos, el 50% del recorrido a pesar de las sobrecargas musculares, las tendinitis, las ampollas, las uñas "negras", la fatiga, el descanso en litera, en habitaciones colectivas con sus ruidos, la alimentación según se podía, las propias condiciones meteorológicas —desde el calor abrasador de la Tierra de Campos o las tormentas del Bierzo a la lluvia del Pirineo y de Galicia—, las cuestas y los descensos pedregosos, los senderos, las pistas, los caminos, los arcenes de la carretera... y los kilómetros, muchos kilómetros. Pero con la determinación de llegar a Santiago en agradecimiento, pero también para pedir por mi hija y por mis amig@s, aquell@s que están con problemas de salud, sobre todo neurológicos para los que desde la ciencia no hemos podido aportar soluciones, para que se restablezcan por completo.

La etapa empezó en Melide, casi a la salida de la población, deseándole "buen Camino" a una familia italiana que peregrinaba con sus hijos en sendos carritos (a las 7 h iban dormidos). Había llovido gran parte de la noche y seguía lloviendo por la mañana. Salvo algunos ratos, estuvo lloviendo todo el día: por momentos sentía que las correnteras que se formaban seguían corriendo dentro de mis zapatillas.

FOTO-2V-El Camino con regueras (con "bicho") FOTO-3V-El Camino con regueras (sin "bicho")

De nada hubiera servido llevar calzado impermeable, el agua escurría por el poncho a la pierna y se colaba por la zapatilla. En el momento de cruzar el río Catasol por un paso de piedras, parecía que el agua ocupaba la tierra y el aire.

FOTO-4-Paso de piedras sobre río Catasol

Paso de piedras sobre el río Catasol

Bajo la intensa lluvia se han ido sucediendo las poblaciones: Boente, Punta Brea (donde debía haber dejado una piedra recogida previamente en Triacastela, pero ni me acordé entonces, ni hubiera sabido dónde dejarla ahora), Castañeda, y luego la bajada al río Iso en Ribadiso da Abaixo con su puente medieval de S. Antón; y finalmente Arzúa. Tras los soportales de las calles del centro, se sale hacia Pregontoño, A Calzada, Boavista, Salceda... hacia O Pedrouzo. Cabía la posibilidad de desviarse por Sta. Irene, pero no era el día de entretenerse. Después de cruzar O Pedrouzo y Cimadevila, cerca ya de Lavacolla, se alza un monolito con los elementos típicos del peregrino: el bordón, la vieira, la calabaza y el sombrero.

FOTO-5-Monolito con los elementos típicos del peregrino cerca de Lavacolla

Más tarde, se rodea el aeropuerto, incluso nos puede sorprender el ruido de los motores de los aviones al despegar pasando por encima de nuestra cabezas. Luego se pasa Lavacolla, donde se hace un requiebro por un puente de madera a un arroyo; probablemente, en días de calor, meter los pies en el agua sería un placer; pero hoy los pies ya estaban en remojo desde hacía horas. Se pasa por los centros de la TVG y de RTVE para llegar a S. Marcos, con sus chalets, y a cuya salida se encuentra el  monumento del Xacobeo 93, justo al lado del albergue del Monte do Gozo y desde donde, en efecto, ya se ve la Catedral de Santiago.

FOTO-6-Prados y barros en el Camino

Prados y barros en el Camino

El recorrido de muchos toboganes por sendas y caminos de tierra, aunque embarrados o convertidos en regueros, se prestaba a correr muy bien una vez superado el reparo a embarrarse y empaparse, así que el ritmo ha sido muy bueno, por debajo de los 8 min/km. Es cierto que no he llegado a alcanzar a Sébastien, que llegó al Monte do Gozo poco antes que yo y al que no vi a lo largo del recorrido, por lo que supongo que saldría un poco antes de su albergue en Melide. Pero el objetivo se ha logrado.

FOTO-7-Bar del Camino con botellas de cerveza La Peregrina FOTO-8-Nuevo modelo de zapatillas para el Camino

Bar del Camino con botellas de cerveza "La Peregrina"; y "nuevo modelo de zapatillas" para el Camino

Reflexión: Los proyectos que uno tiene en mente debe tratar de materializarlos. Muchas veces no encontramos la ocasión, los medios, las circunstancias propicias; pero también es verdad que podemos buscar las condiciones favorables para ponernos en marcha: es cierto que muchas veces no son las óptimas, pero el miedo al fracaso nos impide hacerlas o le restamos importancia a algo que es nuestra ilusión. ¿Qué puede ocurrir peor que no alcanzar el objetivo, si el objetivo nunca lo alcanzaremos si no nos ponemos a ello?

El truco del veterano: La visualización mental previa de una carrera (cuando conocemos el recorrido, o en pista) nos puede ayudar a mejorar, podemos controlar de forma "virtual" cómo se va a desarrollar la carrera, incluso nuestras sensaciones en cada momento, en las cuestas, en las curvas... cerca de meta; de hecho, se produce una respuesta fisiológica del organismo que nos pone en situación (se acelera el ritmo cardíaco, aumenta nuestra respiración, la presión arterial...) y lo podemos controlar también "virtualmente" para mejorar la respuesta en la realidad.

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