Nuestros veteranos tenían opciones de hacerlo bien y no nos han defraudado ya que ha conseguido ni más ni menos que el Campeonato de España veteranos Campo a Través en la categoría M45. A este fantástico resultado hay que sumarle el tercer puesto de Manuel García Rivera en el individual de su categoría. La localidad de Elda vio volar a nuestros compañeros con unos excelentes resultados.

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  • David Rodríguez M40
  • Manuel García Rivera M45
  • Carlos Chacón M45
  • Manuel Griñán M45
  • Alfonso Gómez 10º M45
  • Francisco Ortega 21º M45
  • Emilio Ramos 28º M45
  • RESULTADOS

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Aquí reproducimos la emotiva crónica de la carrera que nos manda Manuel Griñán:

Me tengo por persona metódica, disciplinada, de los que se sienten seguros planificando a largo plazo y siendo estricto en el cumplimiento de la hoja de ruta. Eso sí, también soy ambicioso y me gusta marcarme objetivos exigentes, dentro de mis posibilidades. Dicho de otra manera, ni soy de los que en el calor de un animado almuerzo levanto el vaso augurando 30 minutos en un 10k, ni de esos otros que te mienten en voz baja afirmando conformarse con mantener la salud un año más y en la salida de las carreras espetan su pésima forma previendo marcas indignas de su pasado… y presente.

Por eso, cuando en marzo de 2015 obtuvimos la medalla de bronce M40 en el Campeonato de España de Cross disputado en Alcobendas con un equipo cuya media de edad rondaba los 45 años, parecía obligado marcarse el reto de conseguir el oro M45 en cuanto Manolo García y yo llegáramos a esa edad. Carlos Chacón ya los tenía y generosamente bajó de categoría para ayudarnos a los demás a subirnos al podio. Soy metódico, sí, pero creo que nunca había planificado un objetivo a tan largo plazo.

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Lo normal cuando tienes una cierta edad y haces planes con tanta antelación es que las cosas se tuerzan y tengas que reconducir tu camino. Sin embargo, y a pesar de que por diversos motivos no estoy en el mismo estado de forma en que estaba hace dos años, mis compañeros, como los buenos vinos, han mejorado sus prestaciones y eso, unido a la incorporación de tres grandes veteranos procedentes del Valdemoro (Paco, Emilio y Alfonso), ha mantenido intacto el reto. Más si cabe en diciembre, cuando el Club Suanzes monopolizó el Campeonato de Madrid de Cross M45 disputado en Parla, con sus seis componentes comandando en solitario la prueba como si fuéramos el equipo keniano de maratón. Aquel día en el podio, Manolo García ya avisó: “chicos, tenemos que repetir título pero en Elda”.

Ahora que escribo con la medalla de oro encima de la mesa puede parecer fácil. Alguno podría pensar que estaba hecho. Sin embargo, si algo he aprendido en estos años es que en esta vida no se regala nada. No nos han regalado nada porque los de mi quinta pertenecemos a la generación del baby boom. Somos los que las pasamos canutas para encontrar empleo, los que nos endeudamos para el resto de nuestra vida para poder comprar un piso, los que no podremos jubilarnos a los 65 o, si lo hacemos, ya podemos tener un buen plan de pensiones. Y ahora que todo el mundo corre, resulta que en muchas pruebas es más complicado ganar la clasificación de veteranos que la senior. Yo he sido subcampeón de España M40 de 10.000 casi doblando al campeón M35. Y hoy en Elda nos hubiera sido infinitamente más fácil proclamarnos campeones de España M40 que M45. Incluso me aventuro a decir que podíamos haber peleado por ser campeones M35. En M45 nos hemos tenido que enfrentar a clubes locales que llevaban artillería pesada. El Cárnicas Serrano, por ejemplo, presentaba dos atletas sub 2h30 en maratón esta temporada, acompañados por otro de 1h08 en media y menos de 31 en 10k. Y el Crevillent llevaba al menos cinco atletas sub 33 en 10, además de a Suso de la Fuente, atleta de élite en su etapa senior y a la postre vencedor individual. Dicho esto, para mí resulta un orgullo que con tanta figura en liza, fuéramos nosotros quienes concentráramos las miradas en la salida con la etiqueta de favoritos. Tras pasar por cámara de llamadas, calentando para quitarnos los nervios, sorprendí a Manolo hablando con Paco Ortega sobre los méritos de nuestros adversarios. Me faltó tiempo para decirles: “no somos nosotros quienes debemos mirar a los demás, son los demás los que tienen que mirarnos a nosotros”. Y no lo dije por chulería madrileña, que yo no nací en la capital. Lo dije porque estaba convencido de que ningún otro club presentaba tantos atletas de un nivel tan equilibrado como el Suanzes, ni con tanto espíritu competitivo, ni con la calidad humana de mis compañeros.

Porque la segunda cosa que me ha enseñado la vida es que la palabra alegría tiene poco sentido si no se comparte. Y mi mayor satisfacción en el día de hoy ha sido que el equipo de Parla al completo estuviera alineado en la salida. Mira que hemos pasado penalidades de diverso tipo desde diciembre. Mira que tenemos ya una edad. Pero afortunadamente estábamos todos y, quien más quien menos, en buenas condiciones para hacerlo bien. Lo más importante, por encima del resultado que obtuviésemos, es que tras el pistoletazo de salida hubiese seis camisetas rossoneras de un club de San Blas con más de 50 años de historia.

Lo que os puedo contar de la carrera será siempre bajo mi perspectiva. Supongo que cada uno de nosotros lo habrá visto de otra manera y seguramente cada historia personal tenga la misma épica con que yo he vivido este momento. Yo lo he hecho desde el punto de vista de quien cierra equipo, de quien lleva la calculadora en la cabeza durante los seis kilómetros del recorrido y va tomando decisiones dependiendo del transcurso de la prueba.

Sabía que Manolo y Chacón estaban muy bien. Manolo es un crack. Ya lo era en categoría senior y ahora, entrenando casi la mitad que yo, sigue estando muy por encima en calidad. La pasada semana había bajado por segunda vez de 9 minutos en 3.000, esta vez proclamándose subcampeón de España de pista cubierta. Su reto no podía ser otro que pelear por el oro individual, tomándose revancha de su verdugo en Gallur, Julián Ramírez, uno de los tres portentos del Cárnicas Serrano, de Suso de la Fuente, que le precedió en Marina d’Or en el Campeonato de España absoluto y de Carlos Oriach, que ya le había dejado sin medalla hacía un año en Calatayud. Con Carlos entreno desde hace muchos años y sé cómo está. A sus 47 años está en el mejor momento de forma de su vida. Lo sufro cada día de series. Esta misma semana, en un controlado de 6 km en el Retiro, me metió más de 30 segundos sin despeinarse. Y, además, sé cómo corre. Como si no hubiera un mañana. Les esperaba en el grupo de cabeza y no me equivoqué. Paco Ortega es un mediofondista. Un pistero reconvertido al cross. Venía a Elda por fin recuperado de una cadena de lesiones y molestias que le habían condicionado su temporada de invierno. Pero venía con ganas y sin dolores. Y eso a veces es más importante que la forma física que, evidentemente, no podía ser la óptima para un cross duro como el de Elda, disputado en su mayor parte sobre una superficie de arena que tiraba como si estuvieras corriendo en la playa. La tarde anterior a la carrera me decía que iba a salir a tope, a quemar sus naves y hasta donde aguantase. Me pareció perfecto. Encajaba perfectamente en mis planes de carrera. Un tercer hombre del Suanzes en el grupo de cabeza pondría nerviosos a nuestros rivales y seguramente les precipitara en el esfuerzo. Eso nos permitiría a los demás jugar una partida más conservadora, pensando siempre en el equipo. En la primera vuelta Paco se pegó a Manolo y a Carlos Chacón. A su lado se fueron varios corredores del Crevillent que luego iban a pagar cara su alegría inicial. También la pagó Paco, pero su trabajo estaba hecho a la perfección. Alfonso también había arrastrado molestias de tobillo y apenas había podido competir esta temporada. Recientemente se quitó las telarañas en Pinto, donde acabó en 34 pelados, un tiempo muy por debajo de lo que vale todo un campeón de España de media maratón. Su estrategia obviamente tendría que ser conservadora. Vigilar desde detrás con el mazo preparado para atizarle a todos los que fueran cediendo. Y vaya si lo hizo. Primero cazó al tercer hombre del Cárnicas Serrano y luego, uno a uno, a los del Crevillent que venían de más a menos. Emilio corrió en febrero en Sevilla y todos sabemos cómo te deja un maratón. También tenía que venir en progresión. Tratar de hacerles sumar un punto más a cuantos más rivales mejor. Cumplió a la perfección y, lo más importante, ahora anda preguntando por el Campeonato de Madrid de Media Maratón, lo que quiere decir que recupera sensaciones y motivación competitiva.

Y yo mirando a todos lados con la calculadora en marcha. Por delante veía al grupo de cabeza, que en la segunda vuelta había quedado reducido a seis corredores: Suso de la Fuente, Oriach, dos del Cárnicas y los dos nuestros. Por detrás veía al que cerraba del Cárnicas y cerca de mí a los del Crevillent. Era el momento de tirar. Paco había cedido y si yo era capaz de dejar a los valencianos tendríamos la victoria en la mano. Estiré la carrera y al toque de campana (eran tres vueltas) lo vi hecho. Del grupo de cabeza se cayó uno del Cárnicas. Manolo y Chacón sumarían, como mucho, nueve puntos. Los del Cárnicas, como mínimo siete. Del Crevillent solo estaba Suso de la Fuente. Los demás estaban ya muy por detrás de mí, que por entonces peleaba por el séptimo puesto, y el tercero del Cárnicas acababa de ser adelantado por Alfonso, que venía en progresión. Con mantener la cabeza fría el objetivo estaba cumplido. Me dejé el alma en los primeros compases de la última vuelta y rompí el grupo perseguidor. Solo me siguieron Dave Collishaw y Juan Vázquez, dos auténticos fuera de serie. El noveno puesto estaba asegurado y, con él, un máximo de 17 puntos (Juan Vázquez es M55). Imposible perder. Me costó mucho llegar. Mis dos compañeros de escapada me adelantaron y no pude contestarles. Miré atrás y vi que nadie me podía alcanzar. Deseé suerte a Manolo y a Carlos en el sprint final y me limité a llegar a meta. Bronce para Manolo, chocolate para Carlos y noveno puesto para mí (octavo M45). Total 15 puntos. El año pasado se había ganado con 28. Misión cumplida. Las fotos del podio lo dicen todo. Para mí el orgullo no es ser campeón de España. Es haberlo sido formando equipo con cinco compañeros ejemplares. Un recuerdo imborrable.

Me despido de vosotros con una mención especial a mi compañero de entrenamiento, Carlos Chacón. Un tipo que se gana la vida cortando el pelo de lunes a sábado. Trabajando solo, de pie, llevando su propio negocio. Entrenando a mediodía. Sin apenas vacaciones en todo el año. Con muy mala suerte no solo con las lesiones. También por circunstancias personales que le han privado en muchas ocasiones de poder entrenar o competir como le hubiera gustado. Él no fue atleta de élite, como muchos de sus actuales rivales en la categoría. Él es como la mayoría de nosotros. Un machaca que tiene en el atletismo una válvula de escape a su rutina. Una forma de superarse cada día. En las dos últimas semanas Carlos se ha quedado a las puertas de subir al podio en sendos campeonatos de España. Lo ha hecho compitiendo contra atletas que tienen marcas varios minutos mejores que las suyas. Sin miedo, sin complejos. Plantándoles cara como si él también hubiera bajado de 30 en el 10.000, de 8:30 en el 3.000 o de 3:50 en el milqui. A muchos les ha ganado. Con otros no ha podido pero se ha quedado a las puertas. Se lo trato de explicar cuando le veo la cara de decepción tras la competición. A veces creo que no se da cuenta. Por eso quiero dejarlo por escrito. Porque lo que ha conseguido tiene un valor incalculable, vaya acompañado de una chapita o no.