Sobre el XVIII Trofeo Edward & Suanzes celebrado el pasado domingo 4 de octubre, a continuación reproducimos de esta entrada de la web de nuestros compañeros del Edward Athletic Club, el siguiente artículo del periodista Alfredo Varona, a quien agradecemos profundamente la emoción que imprime a su texto.

« No fue un día más. Fue un día que llevaba casi dos años en lista de espera, desde que se cerró la carrera de 2013. Quizá por eso la lluvia también añadió una pequeña incertidumbre a la mañana. Al final, se retiró a tiempo y el parque de El Paraíso, teñido de un aspecto casi otoñal, revivió viejos tiempos, el regreso de una de sus leyendas, la 18ª edición del Trofeo Edward que el año pasado, ante la falta de medios reales, tuvo que suspenderse. Ante lo irremediable, no hay excusas.

» Por eso este año significaba tanto para los organizadores del Club Edward. Significaba el regreso y, como la mayoría, fue un regreso difícil y a veces enigmático. Al final, la colaboración del Suanzes, club hermano del barrio de San Blas, también ayudó a conceder el deseo de esta carrera, cuya ideología resumió Gabriel Rodríguez Osorio, vicepresidente del Club Edward, con endurecida pasión: “Una carrera de corredores para corredores”.

» Quizá porque no hay otro misterio, la humildad es así. Al fin y al cabo, esta afición es un reflejo de ella. Todavía quedan carreras como ésta en la que los organizadores lo hacen todo, desde levantarse a las siete de la mañana o cargar las cajas de los avituallamientos en sus coches hasta participar en la carrera. En realidad, es el aroma de los viejos tiempos o de los deseos que mueven montañas. Ni siquiera el hecho de que 15 días antes de la prueba no se superasen los 50 inscritos iba a impedir nada: había que luchar y se luchó.

» Al final, fueron más de 300 atletas los que cruzaron la meta, entre la carrera de 10.000 metros y la de 6.600, en un trazado duro pero noble, cuyo perfil no te engaña. Sólo hay que saber tratarlo como hizo José Félix Ortiz, el ganador, dorsal 33, un clásico de las carreras populares de Madrid, que, a los 41 años, ha tomado la valiente decisión de no separarse de la victoria. Corrió deprisa, a 3′27″/km, y desde el inicio anuló el misterio. El segundo, Carlos Villalba, descubrió pronto que no había nada que hacer. Llegó a 25 segundos.

» El ganador, en realidad, fue lo de menos, porque todas las historias se igualan en importancia, hasta la del último clasificado, Manuel Durán, 1 hora, 7 minutos y 16 segundos en la línea de meta. Porque si hablamos de historias el Trofeo Edward también es inseparable de las categorías menores y de esos niños menores de 14 años que nos demostraron que la afición por correr está viva. Un placer, por lo tanto, un deseo cumplido y, en definitiva, desafío vencido. Al fondo quedan todas esas horas invertidas por los organizadores, que ayer se resumieron en una sola mañana y que ya han empezado a latir de cara a la edición de 2016. Nunca es demasiado pronto. »